Hay innumerables ejemplos en el que el arte se convierte en parte esencial de la propia vida del artista. Esto no es algo nuevo pues ya en los años 50 del siglo pasado se convirtió en una de las características de numerosos planteamientos artísticos que terminaron eclosionando en multitud de propuestas absolutamente personales y ya no tanto encorsetadas en movimientos, istmos o grupos. Este es el caso de Volkan Diyaroglu, un joven artista de origen turco que desde hace años vive y trabaja en Valencia y que es difícil de encajar, clasificar o de insertar en una tendencia más o menos concreta. Un artista que ha hecho de la pintura una manera de plasmar una ilusión absoluta por su profesión, un soporte donde se pueden ver sus ganas de vivir y la constatación de la insistencia recurrente a modelos y estereotipos previos tomados de un periplo que inició hace ya más de 10 años. Sus lienzos son el reflejo de cada uno de los trazos que, al fin y al cabo, son el final de una búsqueda y, al mismo tiempo, el inicio, el volver a empezar a crear que posteriormente plasmará en el siguiente trabajo. Volkan Diyaroglu ha convertido la pintura en el pilar básico de su existencia, marcada por una necesidad creativa que hace de este joven artista turco uno de los más prolíficos del momento. La pintura es el medio a través del cual Volkan nos cuenta el mundo que percibe, una singular manera de transmitir aquello que uno quiere contar a través de unos elementos que ha ido depurando con años de intenso trabajo. Sin duda, lo más importante a la hora de valorar el trabajo de un artista es ver su capacidad para crear un discurso propio a través de un lenguaje también hecho a medida. Cuando esto ocurre el resultado no es otro que la capacidad de crear arte. Este tránsito le ha llevado a Volkan Diyaroglu, más de una década de una intensa búsqueda estilística, no obstante, aún queda mucho de aquellas primera obras de un artista joven con una clara impronta oriental. La forma de pintar, en el suelo, el ritual a la hora de hacerlo, la paleta cromática y sobre todo el tamaño de sus lienzos, hacen que se pueda observar una clara evolución que le han llevado al momento actual, donde ya cada signo está perfectamente delimitado y depurado. Es cierto que ya queda poco de aquel incipiente artista abstracto que ha evolucionado paulatinamente hacia lo concreto.

Si observamos las obras que presenta para la exposición en la Sala de Exposiciones de LaMetro de Valencia nos damos cuenta de que su trabajo está en un claro punto de inflexión. El título “formatracía”, palabra inventada, en referencia a una palabra técnica que significa formatear, tiene la clara intención de ser un punto y aparte. Un intento por romper con el pasado y empezar una nueva etapa, quizás más comprometida, social, aunque sigue manteniendo las referencias tanto de estilo como cromáticas. Ahora, en estas obras, hay mucha más luz, un trazo mucho más definido y un dominio de la composición que hace de Volkan un artista ya con mucho oficio.

La pintura, como todo aquello que merece la pena, es emoción, indistintamente del discurso, del objetivo, de la forma, es ante todo un soporte que tiene la virtud de exponer, unas veces con más claridad que otras, una forma de crear, de ver mundo, tal y como nos dice Nelson Goodman. Probablemente este es el inicio de una serie de trabajos que cierran una etapa y abren una nueva donde la luz, la definición en el trazo, su intención más contemplativa, un discurso más claro, obvio y directo y lo que Volkan viene reivindicando una y otra vez, la de ser un artista comprometido que no es ajeno a lo que ocurre en su país. Desde la distancia sigue con interés todo aquello que ocurre en Turquía y este hecho, definitivamente, tiene mucho que ver con su trabajo, ya que como hemos dicho, es un artista que no delimita con claridad que es arte y qué es vida, por lo tanto para el entendimiento completo y directo de su obra es muy necesario su propia opinión, hay que tener muy en cuenta aquello que comenta, dice o piensa, porque de una u otra manera está presente en su trabajo.

A modo de conclusión, decir que además del análisis personalizado de cada una de las obras expuestas, hay un claro interés por generar una propuesta “site specific”, donde el espacio, el punto de vista del espectador y sobre todo, la idea de crear una gran instalación pictórica, hace que, además, haya una lectura de conjunto. Tanto en esta exposición como en otras previas, el espacio es esencial en la presentación de los lienzosunido a qu. Volkan Diyaroglu es un artista que trabaja el formato “all over”, característica que potencia al unir  varias pinturas una al lado de la otra, generando un todo que hace difícil que el espectador pueda tener análisis de conjunto obligándole a analizar por sectores y hacer un barrido que le permita tener una lectura de conjunto.

 

Txt_ Toni Calderón